El gobierno construyó este dique en
2003 en el lugar donde se hallan las
fosas para evitar que llegara ‘basura’ al
pantano que hay al final del barranco.
Suelen aparecer restos humanos
después de fuertes lluvias. El 11 de
agosto de 1936 Manuel López López,
teniente de alcalde de Lanjarón,
y sus hijos Antonio y Félix, fueron
ejecutados por la Guardia Civil y los
falangistas y desaparecieron en este
barranco. Un tercer hijo, Miguel, fue
asesinado dos semanas más tarde un
poco más abajo, en Torvizcón. A este
lugar llegaban camiones llenos de presos
de la desbandada de Málaga, de los
pueblos de La Alpujarra y de la costa
granadina, los fusilaban y, a patadas,
arrojaban sus cuerpos a las fosas
comunes. Desde 1936 unas 4.000 personas
fueron asesinadas y sepultadas
en cal viva en este barranco.