El 20 de agosto de 1936 unos falangistas
mandaron a cinco miembros del
consejo municipal de Boimorto echar
a correr ladera abajo por el monte para
poder ametrallarlos desde la carretera.
Formaban parte de un grupo de 17
concejales que habían sido delatados
por el párroco de Boimil y Andabao,
don Emilio, que los sugirió para un
escarmiento. Dos de ellos, Ramón Vázquez
Garea y Ramón Sánchez Rapela,
fueron asesinados por la espalda monte
abajo. Los vecinos les enterraron y
cuidaron de la fosa común durante
décadas, pero debido a los cambios de
la vegetación, actualmente una plantación
de eucalipto, la fosa se perdió.