A Arsenio Macías, un adolescente
de apenas 16 años, lo mataron a 500
metros de su hogar entre 1936 y 1937,
en la conocida ‘curva de Villalibre’,
y fue enterrado en la cuneta de la
carretera cerca de un transformador
eléctrico. Los falangistas lo mataron por no querer delatar
el paradero de su hermano mayor, Claudio, al que
fueron a buscar.