El monte de Estépar, un extenso
paraje provisto de una espesa masa
arbórea y un terreno parcialmente
arenoso y fácil de excavar, reunía las
condiciones idóneas para convertirse
en el principal escenario de exterminio
de la provincia de Burgos. Estaba
ubicado a unos 21km de Burgos y bien
comunicado con la prisión central por
la carretera que conducía a Valladolid.
Más de 300 personas fueron fusiladas
en el monte de Estépar entre agosto
y octubre de 1936. Fueron ‘sacadas’
de la cárcel de Burgos bajo el falso
pretexto de ser puestos en libertad y
entregadas a piquetes de falangistas
que, junto a la Guardia Civil, les trasladaban
directamente hasta este lugar
para ser ejecutados.